En esta edición de Voces de Aran queremos recordar a Ana María Tomás Palomeras, remarcando la importancia de su figura y de su labor, que aportó una mirada de género e interseccional indispensable en las políticas públicas y administraciones aranesas, en una época en la que las mujeres no acostumbraban a tener cargos públicos.
En este sentido, queremos dar a conocer y dar visibilidad a la primera mujer con responsabilidad política de la historia reciente aranesa que, ya antes de la llegada de la democracia, fue designada alcaldesa del municipio de Es Bòrdes el 22 de julio de 1974. Responsabilidad que asumió nuevamente a partir de las primeras elecciones democráticas en el 1979 dónde fue escogida alcaldesa, y que abrió las puertas a cambiar el panorama social e histórico en el que vivíamos.
Ana Maria, en su cargo de alcaldesa de Es Bòrdes, deseaba aumentar el nivel de vida de su municipio, promoviendo el turismo a la vez que persistía en la continuidad del sector primario. Fomentó la colaboración de todos los vecinos y vecinas, a quienes reunía a menudo para informarles, y poder conseguir así sus objetivos como servidora pública.
Ostentó el cargo de alcaldesa de Es Bòrdes durante las dos primeras legislaturas democráticas hasta 1987, en las que se presentó por el partido de Unitat d’Aran. A lo largo de estas dos legislaturas trabajó para mejorar la vida de sus vecinos y vecinas. Entre su labor podemos encontrar la construcción del alcantarillado municipal y la llevada de aguas potables, la instalación de un teléfono público en los pueblos de Begós y Benós, y la reparación y adecuación de caminos vecinales, comadas y cabañas, y de carreteras como la de la Artiga de Lin. También se instalaron contenedores de basura en todos los pueblos del municipio.
Además del trabajo y dedicación en y por su municipio, Tomás fue una persona comprometida con Aran y sus derechos históricos. Impulsora de la reinstauración del Conselh Generau d’Aran participando activamente en las reuniones que se llevaban a cabo, a través de los Terçons históricos, sobre todo del Terçon d’Irissa, del que pedía su reconocimiento como entidad jurídico-administrativa.
Desde Unitat d’Aran queremos cerrar estas líneas remarcando su gran humanidad y su alegría contagiosa, pero sobre todo, su dedicación y participación en conseguir y consolidar una sociedad aranesa más progresista y social.