Vediau. El altavoz de Unitat d’Aran.

Aran impulsa un modelo energético sostenible con recursos propios

El mundo cambia de dirección. Los combustibles fósiles, protagonistas de la historia energética del último siglo, tienen fecha de caducidad. Europa marca el paso hacia una transición energética que prioriza la sostenibilidad, la independencia y la justicia climática. En este contexto, el gobierno de Unitat d’Aran en el Conselh Generau d’Aran han aprobado recientemente una normativa que regula la instalación de captadores solares para autoconsumo en todo el territorio.

Como respuesta a la crisis climática global, las políticas europeas y nacionales se alinean para reducir drásticamente el uso de combustibles fósiles y acelerar la transición a fuentes de energía renovable. El objetivo es claro: conseguir la neutralidad climática en el 2050 y reducir, desde ahora hasta el 2030, al menos un 55 % de las emisiones de gases de efecto invernadero respeto a los niveles de 1990.

La Unión Europea ha establecido una hoja de ruta ambiciosa que refuerza el pacto por una energía limpia, accesible y segura. Estas estrategias no sólo buscan mitigar el cambio climático, si no también aumentar la independencia energética de los Estados miembro y fomentar una economía más sostenible y competitiva.

España, por su parte, también ha comenzado el camino a un modelo energético más limpio. El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2023-2030 (PNIEC) establece objetivos ambiciosos: un 81 % de energía renovable en la generación eléctrica para 2030, una reducción del 32 % en las emisiones de gases de efecto invernadero respeto a 1990 y una disminución del 50 % en la dependencia energética exterior. Los recursos renovables tienen un especial potencial en el país, especialmente la energía solar y la eólica. Estos, convierten esta transición en una oportunidad real de crecimiento económico, cohesión territorial y generación de empleos de calidad.

En este sentido, el Conselh Generau d’Aran ha aprobado una modificación normativa que permitirá a los ayuntamientos conceder licencias para la instalación de placas solares en los municipios que todavía no contaban con este marco regulador. Esta medida no sólo responde a una necesidad energética urgente, si no que también garantiza el respeto por el paisaje tradicional aranés, un valor patrimonial que se preserva con criterios técnicos y estéticos muy definidos.

oAsí como señaló la síndica de Aran y secretaria general de Unitat d’Aran, Maria Vergés, esta actualización urbanística representa una apuesta firme con el derecho de la ciudadanía para acceder a energías renovables en su propio territorio. Con esta norma se quiere facilitar la incorporación de estas energías, cómo el autoconsumo solar, sin renunciar a la protección del paisaje aranés ni al respeto por nuestro patrimonio arquitectónico.

Más allá de esta nueva regulación, el proyecto BOSCARAN, impulsado por el gobierno de Unitat d’Aran en el Conselh Generau d’Aran, con la implicación de la mayor parte de ayuntamientos del territorio y en colaboración con el Centro de Ciencia y Tecnología Forestal de Cataluña (CTFC), es un ejemplo claro de cómo el territorio puede contribuir activamente a la transición energética.

Es necesario remarcar que este proyecto, financiado con una ayuda del Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico, promueve el uso del biomasa como alternativa al gas y al gasoleo, fomenta la gestión forestal sostenible y activa una economía circular basada en los recursos locales. A medio plazo, la biomassa forestal se presenta como una solución eficaz para cubrir las necesidades energéticas de Aran, reduciendo su dependencia de combustibles fósiles e importaciones.

La transición energética en Aran no se limita sólo al aprovechamiento de la biomasa y la energía solar, si no que también plantea nuevos sistemas energéticos innovadores cómo la geotermia y district heatings.

Concretamente, en la capital de Aran, Vielha, se trabaja en la implantación de este sistema de district heating and cooling que es vanguardista en el territorio y representa un modelo a seguir. Reduce la huella de carbono y la dependencia de energías fósiles y también mejora la eficiencia energética y contribuye a una economía local más autónoma. Se trata de una red urbana de frío y calor que combina la geotermia con otros recursos renovables para climatizar equipamientos públicos.

El Valle de Aran demuestra que la transición energética es una realidad local, tangible, que se construye paso a paso desde el territorio. La desconexión del gas fósil, marcada por la Unión Europea, es una oportunidad para redefinir nuestro modelo de desarrollo territorial, económico y social y fortalecer nuestros recursos energéticos y avanzar hacia un futuro más limpio, justo y resiliente.

Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *